lunes, 11 de octubre de 2010

Cuando te conocí dijiste que querías un mundo justo y pacifico, que no te parecía imposible de tan solo trabajar en ello...
Y cuando te escuche decirlo note en tu corazón un gran odio a lo que había ocurrido, y por eso, un odio hacia lo demás, pero vi la capacidad de perdonar y la pureza de tu actuar con alegría.
Fue por eso que decidí estar a tu lado, me pareció humano, me hubiera parecido mal que no te hubieras enojado y experimentado rabia hacia aquello, quería estar a tu lado para que puedas compartir tus tristezas y llantos, para compartir tus alegrías y cada sonrisa, pero perdiste la confianza, quedaste ciega, y ya no pudiste ver , ya no veías un corazón en la gente, un alma, sino que veías gente fea o bonita, una bolsa de huesos y músculos articulados, con un nombre, un nombre que si era reconocido era bueno, si ayudaba al puesto era el mejor, si era aceptado por otros era genial, pero te olvidaste que las almas y los corazones no tienen nombre, solo tienen sentimientos y dejaste de ver que eso era lo importante.
Creíste que justicia es solo algo que se hace y no se explica,y para estar bien, necesitabas justicia, torciste lo que era justicia, sin haberte preguntado, ¿justicia para quien?
Pero como decía un sabio:"no hay peor ciego que el que no quiera ver".

No hay comentarios:

Publicar un comentario